Involucrar a los niños y jóvenes en la planificación urbana es una práctica que en la legislación alemana se define como necesaria, según cuenta Päivi Kataikko, encargada de asuntos regionales e internacionales del colectivo Jugend Architektur Stadt (JAS) que se dedica a promover la participación ciudadana.
Aunque el nombre de esta tarea y lo que implica puede parecer más compleja de lo que es, resulta bastante simple con los niños cuando se acerca a través de juegos. Así es como el colectivo JAS lo ha hecho en varias ciudades alemanas y cómo la plataforma Arkitente lo hizo durante 2014 en el municipio de Portugalete, en el País Vasco, con su proyecto JolasPlaza que compartieron con nosotros.
¿De qué se trata JolasPlaza y cómo se realizó?
El proceso de diseño
Diseñar una zona de juegos para la Plaza Maestro Mateo Hernández en el barrio Repélega, fue la actividad que Arkitente junto con el Ayuntamiento de Portugalete les asignó el año pasado a un grupo de 23 niñas y niños que tenían entre 8 y 11 años.
El espacio a intervenir era de 700 metros cuadrados para el que los niños podían proponer sus ideas sobre con qué y quiénes les gustaría jugar en el lugar para tener en cuenta sus necesidades como usuarios finales de la plaza.
La creación de estas ideas se hizo recurriendo a los juegos, una práctica que Arkitente destaca como un instrumento para activar el espacio público, una herramienta participativa y transformadora para la interacción y la recuperación del uso de la calle y su disfrute colectivo.
En una primera etapa, los niños pudieron conocer más detalles del proyecto en una presentación que les hizo especialmente el arquitecto a cargo, José Ramón Angiano. También fueron los niños quienes le dieron su opinión sobre las plazas cercanas a la que iban a remodelar y, en su mayoría, coincidieron en que estaban pensadas para niñas y niños más pequeños.
Luego, en asambleas, presentaron sus ideas de lo que realmente querían para la plaza, en las que fue común escuchar que se pudiera jugar básquetbol, fútbol y twistter, que fuera para niños de todas las edades, pero especialmente para quienes tienen hasta 12 años, que el suelo fuera blando, con camas elásticas y dibujos, y que incluso el color de esta zona de juegos fuera azul debido a la cercanía con el mar.
El espacio a intervenir
Para que los niños pudieran tener una idea más clara del lugar para el que estaban diseñando, pudieron ir hasta la construcción y recorrerla junto al arquitecto, quien les explicó sobre las excavaciones, los senderos y el espacio que ocuparían los juegos.
Después de esta visita, los niños retomaron los lápices y papeles, pero esta vez con las ideas más claras, ya pudieron decidir cuatro propuestas de lo que finalmente se haría en la plaza.
Éstas consistieron en dejar una central para jugar con pelotas y no molestar a los demás visitantes, distribuir los juegos para los niños más pequeños más cerca de las terrazas en donde los adultos los pueden cuidar y establecer un área intermedia para instalar camas elásticas, toboganes y juegos para niños con movilidad reducida.
En el siguiente video, se explican más detalles sobre el desarrollo del proyecto.
Imágenes vía Arkitente en Flickr.
Este artículo fue originalmente publicado en Plataforma Urbana.